Es muy difícil escribir una obra de teatro infantil que reúna unas mínimas garantías literarias y que al mismo tiempo recree la realidad como lo haría un niño. El teatro infantil requiere mucha acción y pocas palabras, movimiento, ritmo, bromas, entradas y salidas constantes, carcajadas y risa, mucha risa. El teatro para niños tiende a imitar lo que el niño hace: juegos infantiles de imitación, de muñecas, de máscaras, de disfraces, de reglas, de roles, de fingimiento… No tenemos que olvidar que el niño quiere jugar a representar, a encarnar otros papeles, para poder vivir situaciones diferentes y relacionarse. En él la fantasía es acción y mediante el movimiento quiere llevar a la realidad todos sus pensamientos. Los/as autores/as adultos que han querido acercarse al teatro infantil han tenido que adaptarse al enfoque que los niños/as tienen de la vida; a la necesidad de participar en la dramatización, de dejar de ser espectadores/as pasivos/as.
El teatro debería ser una asignatura obligatoria en Infantil, Primaria y ESO, con sus objetivos, contenidos y guías didácticas. Hasta que lo sea, iremos escribiendo obras teatrales para que los profesores puedan apoyarse en ellas y las representen en sus aulas. Deseo que esta obrita sirva sólo de orientación para que los alumnos de otras aulas escriban sus propios textos y los representen. Ayudados por las indicaciones que les sugieran los profesores. Los beneficios que aporta el teatro a la educación integral del alumno los conocen todos los padres, monitores y profesores. Lo importante en este caso es pasar de la teoría a la práctica. Ponerse en movimiento. El esfuerzo merece la pena.