Hay otra realidad, invisibilizada, silenciada, que no abre titulares ni motiva minutos de silencio, pero, a la vez, real, la de muchos hombres que también sufren violencia, pero no de género, pues la ley penaliza al hombre solo por serlo y la considera violencia doméstica de ciudadanos de segundo nivel.
Es fundamental e imprescindible buscar alternativas al depauperado sistema judicial para la resolución de conflictos y, además, proveernos de recursos y habilidades para enfocar las crisis y sus efectos, pues la salida exitosa de los conflictos de pareja depende de la estrategia que acometamos y el equilibrio mental del que dispongamos.