El origen de la palabra secreto es el vocablo latino de ocho letras, secretum. Ocho son los relatos que encontramos en este libro. Guardan información sensible pero necesaria, como todos los secretos. Para poder acceder a ellos es precisa una mirada limpia, cómplice.
Da igual el orden en el que los leas, sentirás la imperiosa necesidad de hablar de ellos; de compartir, sigilosamente, la sensación de búsqueda y una identidad propia; de amar a pesar de todo; de silencio; de poder seguir hacia delante a pesar de los golpes de la vida. De vivir. En realidad, La piel del secreto es la piel de todos nosotros; la que cuidamos y mantenemos entre algodones; aquello que jamás pensamos que diríamos; la puerta que uno nunca se plantea cruzar; la vida, a todas luces, secreta quizá solo por las noches, para cada uno de nosotros.