El tiempo, al igual que la vida, son dos conceptos efímeros, pero siempre hay algo que nos marca, cicatrices que permanecerán en la piel. El reflejo de lo que un día fuimos encarnado en lo que hoy somos, o poder aprender y desaprender de los errores para valorar cada pequeña batalla vencida.
Los días remarcados en el calendario, con sus ideales ajenos a la indulgencia. Las personas que se marcharon remediando recuerdos y las que decidieron quedarse en este largo viaje. Aquellos besos que se nos quedaron en la boca, el amor con sus límites y sin ellos, acompañados del saber querer y quererte más. Esta sociedad caprichosa y nuestras ganas de gritar por la libertad. Las lágrimas que cayeron en el papel regalando emociones, poniendo finales y pasando páginas.
Bienvenidas/os a La poesía de las lágrimas.