El proceso de reconquistar, en la Península Ibérica, el enorme espacio arrebatado a la dinastía visigoda, primero por los árabes de la familia Omeya, y luego por las etnias de los almorávides y los almohades, constituye un hito histórico en el devenir de España.
Durante la Edad Media, la antigua Hispania romana se había constituido en una serie de reinos, siempre recelosos entre ellos de las fronteras vecinas. De ello se aprovecharon los invasores, que en el año 711 atravesaron el estrecho y fueron adueñándose de gran parte de esta vieja piel de toro.
Pero la reacción de esos reinos medievales salvó al territorio español de convertirse en zona musulmana. Ello requirió un esfuerzo formidable que hemos llamado RECONQUISTA.
Pero la Reconquista fue mucho más que el rescate de las que siempre fueron tierras hispanas. La Reconquista supuso, en primer lugar, cierta unión entre los reinos hispanos, lo que no resultó fácil. Otra consecuencia importante de la Reconquista fue la repoblación de zonas, entre el Duero y el Tajo, abandonadas a su explotación agrícola por falta de brazos, que eran obligados a formar parte de los ejércitos reales. Así surgieron villas, ciudades y señoríos que posibilitaron la elevación del nivel de vida de los habitantes de estas zonas.
En esta obra, se ha tratado de reflejar el alto precio en vidas, así como el esfuerzo militar, que supuso la gran empresa de la Reconquista.