Empleando la terminología de Zubiri, podemos decir que el hombre es animal de realidades, es decir que, además de (como cualquier animal) estar colocado entre las cosas, está instalado en la realidad. La diferencia es importante, pues mientras el animal “tiene asegurada en sus propias estructuras la «conexión» entre los estímulos y las respuesta. Por ello, aunque la vida del animal sea rica, esta vida está siempre constitutivamente «enclasada»”; en el hombre “el elenco de respuestas que unos mismos estímulos podrían provocar queda prácticamente indeterminado. Las propias estructuras somáticas …. no garantizan la respuesta adecuada.”. Esta importante diferencia se debe a que las
peculiaridades de la mente humana convierten al hombre en una esencia abierta, ya que “la primera función de la inteligencia es estrictamente biológica: hacerse cargo de la situación para excogitar una respuesta adecuada. … La vida del hombre es una vida constitutivamente abierta”.
Consecuencia de esto es que “Al hacerse cargo de la realidad, en virtud de esa función, las cosas no se presentan al hombre como medio, sino como mundo. Lo cual dicho sea en otros términos, significa primero que el hombre es radical y constitutivamente una esencia abierta. Abierta precisamente al carácter de realidad de las cosas. No está enclasada, pendiente de la cualidad de los estímulos sino que está, en principio por lo menos, abierta en primera línea a su propia realidad. No da sus respuestas únicamente en virtud de la talidad de sus suscitaciones, sino que da estas respuestas habiéndose cargo de la realidad, y de lo que a él realmente le va a acontecer. Estructuralmente, el hombre -digo- es un animal de realidades”.
No comparto la idea de que el hombre sea el único animal de realidades (desde luego la ameba no lo es, pero otros animales sí, como veremos en el tomo 4º), pero lo que importa ahora no es eso, sino el hecho de que al hacerse cargo de la realidad “el medio se convierte en algo completamente distinto. El medio no se convierte en un conjunto de cosas de unos sistemas estimulantes, sino en algo distinto: el inmenso, el indefinido campo de la realidad, que es lo que llamamos mundo”. Y con
esto llegamos al punto que interesa en este tomo.
En efecto, al estar el hombre frente a la realidad, no le queda más remedio que enfrentarse a la realidad, pues forzosamente ha de hacer algo con la realidad. Para el hombre, este hacer posible se convierte en una pretensión; a decir verdad, en una cadena de pretensiones: por ejemplo, el hombre tiene hambre y pretende comerse un fruto, pero al no saber si es venenoso o no, pretende conocer este aspecto; si le ataca un animal, pretenderá defenderse, para lo que coge una piedra grande, o
arranca la rama de un árbol; pero tampoco sabe si podrá conseguirlo con alguno de estos medios, ni cuál de los dos es mejor; los ejemplos se podrían multiplicar.
En los tiempos prehistóricos, cuando el hombre comparaba la situación pretendida con la situación real, se encontraba con que entre ambas situaciones había un abismo de ignorancia. Obviamente, con el
tiempo este abismo se ha ido reduciendo, pero siempre habrá una diferencia, un hueco de conocimiento; es decir, siempre habrá un hueco que, si se pretende llenarlo, se ha de convertir en un problema: del latín problema, y este del griego próblema, compuesto de pro (delante) y blema (saliente).
Mientras que el problema (la situación real del presente) surge de la pretensión, la solución del problema (la situación deseada para el futuro) es el fruto de la investigación. Así pues, esta es la situación para el hombre:
PRETENSIÓN → PROBLEMA (situación real)
INVESTIGACIÓN → SOLUCIÓN (situación deseada)
En el tomo 4º trataremos de los métodos a emplear para encontrar las soluciones; en este tomo nos vamos a limitar a exponer los problemas (los huecos de conocimiento) y sus soluciones. Y a tal efecto vamos a distinguir diversos tipos de soluciones:
– soluciones sapienciales primitivas clericales falsas (las religiones),
– soluciones sapienciales primitivas laicas falsas (las mitologías),
– soluciones teóricas verdaderas (las ciencias),
– soluciones prácticas verdaderas (las técnicas),
– soluciones artísticas verdaderas (las artes),
– soluciones conductuales verdaderas (la moral): que veremos en el tomo 5º,
– soluciones sapienciales modernas interesadas laicas falsas (las ideologías),
– soluciones sapienciales modernas degeneradas laicas falsas (la sinrazón): que veremos en el tomo 7º, y
– solución sapiencial verdadera pendiente (la sabiduría): que veremos en el tomo 7º).