Llegó la hora de la verdad, se acabó la teoría y empieza la práctica.
Vamos a pasar de las misiones humanas a las misiones vitales de las personas. Todo humano ha pasado por un largo y complejo proceso desde la niñez a la adultez, en el cual ha ido adquiriendo una serie de
capacidades (su fundamento), que, poco a poco, le van facultando para desarrollar determinadas funciones, y que, a partir de un determinado momento, ha de aplicar, al enfrentarse a la realidad, donde aparecen sus posibilidades, con la intención de hacer su vida, lo cual requiere proyectar la vida, y al hacerlo fijar el medio de vida y el modo de vida, es decir, fijar una orientación a su vida (su sentido vital). Veamos, en el siguiente cuadro, el estado en que se encuentra todo adulto.