Partiendo de un pequeño pueblo riojano, tres generaciones de una misma familia enfrentan los golpes de un siglo marcado por la guerra, la pobreza y la lucha por la dignidad. Jesús, el abuelo, solo quería trabajar la tierra y cuidar a su familia, pero sus ideales sociales y políticos lo arrastraron a un destino trágico. Alejandro, su hijo, creció con el peso de la ausencia paterna y la necesidad de salir adelante en un país roto. Y Juanjo, el nieto, heredó el silencio y los secretos de un pasado que nadie quiso contarle.
Resalta la figura de un padre, que tuvo una infancia muy dura debido a la privación del suyo, asesinado injusta y vilmente al inicio de la Guerra Civil. Un padre que no tuvo mucho tiempo para disfrutar de su juventud y que, al formar su propia familia, intentó, como supo y pudo, que esta pudiera tener una mejor vida y mayores oportunidades que las que tuvo él.
Entre campos segados y fábricas grises, la vida de estos hombres se entrelaza con los cambios de una España que se transforma a golpes de historia. De la represión franquista a la migración obrera hacia las grandes ciudades, la familia sobrevive como puede, aferrándose a recuerdos, pequeñas victorias e injustas situaciones. Pero la memoria, incluso la no escuchada, siempre encuentra su camino.
La soledad de un buen hombre es una historia de pérdidas, resistencia y memoria, un relato que reconstruye la vida de los olvidados de la historia con una narración cercana y emotiva. Entre las luces y sombras de un siglo convulso, esta novela nos recuerda que, a veces, la mayor batalla es aprender a vivir con lo que el tiempo nos arrebata, adaptándose a lo que nos toque coexistir en cada momento.