Ecos de una era convulsa escritos en clave de novela negra, donde la música impregna uno de los principales valores que conducen y abren cada uno de los episodios que desarrollan una trama de intriga en una València desconocida, esotérica, histórica, mágica, donde los personajes son, a su vez, víctimas y verdugos, queridos y odiados, donde el mundo jurídico, como nave conductora, realiza su propia autocrítica, con sus errores y aciertos. Hay amor y hay odio en un mundo en el que sus personajes necesitan escapar de ambientes claustrofóbicos.
Se trata de una novela que debe ser oída con música, con la que el autor propone para cada momento de la narrativa, pues cada tema guarda relación con el pasaje bíblico que subtitula cada capítulo y, ambos, tema y pasaje, con el contenido del capítulo correspondiente. Esta armonía sólo puede llevarse a cabo de forma simultánea.
Resulta toda una innovación en el sector de narrativa la fusión de varias de las Bellas Artes.