Cecilia es una mujer que se encuentra en una encrucijada, entre las expectativas de la sociedad que le rodea y los profundos deseos de su corazón.
En una época dura donde el rol y aspiraciones permitidas a una mujer no iban más allá de la casa y la familia, ella siente una llamada interior que le impulsa a desafiar esas convicciones y explorar su propio camino.
Su lucha interior es feroz, por un lado, están esas voces que insisten en la conformidad y obediencia, recordándole el peligro de desviarse de las normas establecidas, y, por otro lado, su corazón anhela la libertad, el amor auténtico y la posibilidad de realizar sus propios sueños.
Finalmente, toma una decisión valiente, consciente de que su camino será arduo y lleno de desafíos. Al hacerlo, no solo reivindica su propio derecho a la felicidad y autodeterminación, sino que también abre puertas para otras mujeres que enfrentan dilemas similares, convirtiéndose en ejemplo de lucha y valentía para todas estas ellas.