Elciego, la Virgen de la Plaza y su ermita han forjado durante siglos una relación religioso-maternal muy particular que se ha ido transmitiendo durante generaciones.
La construcción de la actual ermita en la mitad del siglo XVIII es una iniciativa popular en la que participaron todos los habitantes de la Villa, independientemente de su hacienda y género. La carga económica la soportaron las viñas, hipotecando sus habitantes un millar de obradas y estableciendo un impuesto de medio real por cada carga de uva que recogieran hasta que se terminasen los pagos. La iniciativa civil también tuvo su reflejo en el inicio de la elaboración de aguardientes con las heces y suelos de los vinos que se cedieron para esta construcción.
La imagen de la Virgen de la Plaza, presente en el centro de la población desde que era aldea, ha estado y está presente en el sentimiento de todas las generaciones de la Villa. A través de estos capítulos, puedes acercarte a la interpretación de esta vivencia a través de diferentes personajes y situaciones históricas de nuestra Villa.