La autora ha escrito este libro para aliviar y transitar el dolor del alma. Se desnuda mediante su historia personal para dar visibilidad y arrojar luz sobre los abusos familiares y sexuales de la infancia en una cultura tradicional y patriarcal llena de tabúes e injusticias; tratando de dar entender a las familias, la sociedad y las instituciones competentes la importancia y la necesidad de proteger y cuidar la integridad de los menores, es el mejor regalo y antídoto para tener hijos y ciudadanos sanos, responsables y felices.
Desea transmitir coraje y valentía a las víctimas, especialmente niños, niñas y mujeres por su especial vulnerabilidad, para que expresen sus traumas y su dolor sin sentir vergüenza ni culpa, y así erradicar el estigma cultural y social, ya que se señala a la víctima en vez de castigar al verdugo.
Decir y recordarles que «hace falta mucha valentía y coraje para revelarse con sistemas que han imperado durante tanto tiempo» pero «de esta se sale con fe, una actitud correcta, resiliencia y determinación».
«Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8, 31:42).