La vida se vive por etapas.
Aunque los genes y las circunstancias moldean y marcan nuestra existencia, cada periodo de nuestro camino viene conformado por el anterior.
La inocencia de la infancia, el tumulto de la adolescencia, la efervescencia de la juventud, el razonamiento de la madurez, la melancolía de la vejez; todas dependen de la anterior, y siempre está presente la primera: la infancia.
Lamentos al atardecer es una recopilación de las poesías de los diferentes ciclos de mi subsistencia.
Yo estoy en la última fase, y, a pesar de que no quiero vivir de recuerdos, ellos están ahí. La vida me está tratando bien, pero no acabo de encontrar el sentido a la lucha diaria. Por ello, mi poesía es un reflejo de todas mis dudas, que no son pocas, donde la pequeña porción de poeta, que todos llevamos dentro, se sincera con su interior.
Siempre fui un inconsciente… ¡Pero qué paradoja!… Ahora soy consciente de que todo es un engaño.