Isabel creció en un hogar donde las risas eran fugaces y el miedo se instalaba en los rincones. Aprendió demasiado pronto lo que era la incertidumbre, la pobreza y la violencia. Descubrió que ser niña no siempre significa estar protegida. Pero Isabel nunca dejó de avanzar. Entre mudanzas, noches de frío y el peso de las ausencias, encontró pequeñas luces que la ayudaron a seguir: su vivencia en un centro de acogida, la fortaleza que nace del dolor y la certeza de que la vida, por dura que sea, siempre permite empezar de nuevo. Las adversidades de una niña adolescente no es solo una historia de lucha, es el relato de alguien que, a pesar de todo, nunca dejó de soñar con un futuro mejor. Un libro escrito desde las entrañas, con la voz de quien ha vivido para contarlo.