Sobre el origen de las Cuevas de Guadix, principal elemento singular y atractivo turístico de la ciudad, se ha escrito poco, y lo poco escrito ha quedado en gran medida limitado al terreno de las hipótesis por demostrar. La hipótesis tradicional vinculaba el origen de las cuevas con la permanencia ilegal de población morisca en la ciudad tras la expulsiones de 1570 y 1609, dándole por tanto un origen religioso al fenómeno. Sin embargo, esta obra demuestra, con una sólida base documental, que su origen fue básicamente social, ligado al establecimiento de una sociedad fuertemente dominada por las oligarquías. Este dominio, originado en el primer repartimiento de la ciudad a partir de 1490, se consolidó con la expulsión de los moriscos en 1570 y la inmigración y crecimiento demográfico de los siglos XVII y XVIII. La existencia de un amplio grupo social de población ajena a la propiedad encontró acomodo en las cuevas, viviendas baratas que fueron promovidas por las élites de la ciudad. A finales del siglo XVIII más de la mitad de la población de la ciudad residía en cuevas, una amplia masa de población que empezó a preocupar a las élites que, para controlarla y someterla, la marginaliza, poniendo en duda su origen, e incluso intenta eliminarla a través de proyectos de demolición. Una de las vías de marginalización fue la de poner en duda su origen y culparlas de habitar en las cuevas para esconderlo. Este es el origen de la incorrecta hipótesis que vinculaba el origen de las cuevas con la población morisca.