Mi experiencia como maestra a corazón abierto.
¡¡Llamen al «traumatólogo de escuelas»!! Estas se caen a menudo y se rompen los huesos.
Los niños me dijeron que estaba jugando a la gallinita ciega y me abrieron los ojos cuando los empecé a escuchar y los dejé ser.
He roto todos los patrones establecidos en las escuelas, ya que el sistema que se esconde debajo de sus baldosas es un ladrón que roba los diamantes que hay en el interior de los niños.
Una crítica a la enseñanza que pesa toneladas y que ha echado el ancla para quedarse siempre en el mismo puerto.
Los niños: «¡Somos reyes! Conocemos cómo crecen los robles de los bosques. Hablamos con los pájaros que habitan en las estrellas. Las escuelas están enfermas, no nosotros».