Las personas, como los árboles, tienen raíces que se adentran en las profundidades de la tierra. Unos nacen con esas raíces, otros en cambio las echan a medida que transcurre el tiempo. El protagonista de esta novela, Taumasio, es un hombre que nació arraigado. Él y sus ascendientes se pierden en el tiempo en el mismo oficio y en el mismo lugar. Pastores castellanos.
Pero ¿qué pasa cuando el fuerte brazo del destino arranca a un hombre así de su lugar ancestral y lo trata de trasplantar en el opuesto? Esa es la historia del ganadero Taumasio que de pastor pasa a ser, sin solución de continuidad, portero de uno de los inmuebles con más solera de la capital de España. El desfile de personajes que transita por el libro que tienes entre las manos, amigo lector, es de lo más variopinto. Del campo a la ciudad, del lumpen a la cumbre de la sociedad, de la soberbia a la humildad, de la podredumbre a la brillantez. Pero, sobre todo, esta humilde novela lo es sobre el destino, esa telaraña de hilos invisibles que a todos rodea.