De un día para otro la vida cambia de una manera jamás prevista. Desconcierto es la palabra que mejor describe la nueva situación, desconcierto más miedo, incertidumbre, tristeza, también añoranza, rutina, ganas y… la hora del desayuno se convierte en el momento del día en el que enfrentar y afrontar esta situación extraña, desconocida y poliédrica que vamos conociendo.
A esa hora, a la del café matinal —de ahí el título—, tres mujeres de mediana edad, en tres puntos diferentes de la geografía (Zaragoza, Soria y Madrid), comienzan de forma espontánea un diario en el grupo de WhatsApp que comparten. Así, poniendo en claro sus ideas cuando esto es posible, encaran cada nuevo día. A través de sus textos, hechos de forma improvisada, permitiendo que fluya el sentimiento más que la forma o la técnica, cada mañana hacen más llevadero su confinamiento.
Este diario logra saltar las barreras del aislamiento, permite conocer tanto el interior como el exterior de estas tres mujeres, con hijos, con situaciones y contextos muy diferentes, pero unidas en una vivencia universal. En Leche y canela cuentan la pandemia desde su punto de vista, compartiendo confidencias, opiniones, anhelos…, textos breves que les han servido de catarsis para poder empezar el día menos solas, más ligeras, soltando lastre.
Al final, estas tres mujeres pueden representar a otras muchas personas que han vivido la misma situación, pueden sentirse identificadas con esos trozos de vida contados a través de un grupo de WhatsApp, es un testimonio único, diferente, que ilustra la cotidianeidad de una situación nada cotidiana.