En la vida de la farándula las imágenes se anteponen a la palabra, y en sus poemas Francisco Sánchez Ortega, “El poeta del pueblo”, quisiera que la verdad fuera ley de los aupados. Quizás las angustias y las necesidades de los años de la postguerra forjaron el espíritu y el ser rebelde de este poeta. En su escritura desaparece la esperanza y el mundo de la justicia, dando lugar al miedo y al ser indefenso ante la ferocidad del toro.
En su juventud conoce la rabia de los seres asustados y olvidados. Por ello fue un joven individual que no deseaba que se le confundiera con ¿esos vividores? con oficio y palabras lisonjeras.
Estimado lector/a, en tus manos tienes las injusticias, la soledad y la rebeldía de un hombre, por ello saca tus conclusiones de su inconformidad ante la sociedad y su forma de expresarse.
En su soledad y en su piso tiene todas las paredes cubiertas de cuadros, todos ellos obras de él y sus horas de expansión. Su poca vida está acompañada por un animal.
Su única ilusión, ver y disfrutar de sus nietos/as, creyendo en su amor y en el deseo de estar juntos.
Su poemario es amplio y sus instintos inagotables, en ese mensaje de que la marginación desaparezca y la injusticia, creándose un mundo más justo e igualatorio para sus hijos/as y para su pueblo.