Tras El Poder Detrás Del Silencio, escribí y dibujé este proyecto: llorando, unas veces de alivio y otras de desconsuelo, siempre persistente con mi cometido, aquel que creo que tengo el derecho de combatir y plasmar por legítimo derecho. Solía esconderme en la vergüenza y en la culpa, en el miedo y la incertidumbre. Mi cuerpo gritaba a mis manos qué escribir y qué dibujar. Este libro es de terror, pero también es de júbilo: diría que este libro es la pura celebración del dolor, canalizada a través de un niño que tuvo que ser hombre de una manera prematura.
Bailar en la pista de baile con lágrimas en las mejillas: así definiría Llanto Sobre Lienzo.
Melancolía, desamor, horror, desesperación, energía, empoderamiento, esperanza y libertad. La escritura y la pintura me permitieron vomitar todo esto sobre la mesa y, lentamente, exponerlo de la mejor manera posible al mundo para intentar sanarme a mí y acompañar a la persona que pudiera estar leyendo esto.
Este libro me llevó a los infiernos y me subió al cielo.