Cuando Nora tomó la decisión de dejar Roma sabía que su nueva vida no le sería fácil. Estaría sola en un país extraño, sin conocer a nadie y muy lejos de su familia. Aun así, decidió ponerse el mundo por montera, en contra de la opinión de su padre. Sabía que era la mejor arqueóloga de Italia, pero para demostrarlo tenía que irse lejos, no quería la influencia de su padre para triunfar. Nunca pensó el giro que tomaría su vida en España.
Con lo único que contaba en ese país era con su ilusión por demostrar lo que sabía, con su coche rojo, con su amigo el duende y con su valentía. Pronto encontró buenos compañeros de trabajo y extraordinarios amigos dispuestos a ayudarla a adaptarse a su nueva vida. También tuvo que lidiar con malas personas por ser guapa, inteligente y admirada por todos. La envidiaron, hablaron mal de ella y le hicieron la vida imposible. Depositó su amor y su confianza en Jesús que, durante tres años, fue lo mejor de su vida. Pero el destino hizo que como un castillo de naipes todo se derrumbara de la noche a la mañana. Quien la odiaba con todas sus fuerzas consiguió arruinarles la vida y fue capaz de ocultarlo durante más de veinte años.
¿Podrá el regalo de Lola conseguir que Nora sepa lo sucedido? ¿Sabrá Jesús algún día de la existencia de esas cartas? Nunca sabremos lo que nos depara el destino y mucho menos si será mejor o peor que lo ya vivido. No debemos dejar ningún sueño por cumplir, por imposible que lo veamos. Nunca debemos tenerle miedo al futuro, en él puede estar nuestra felicidad. No siempre es cierto lo que ven nuestros ojos. Todos tenemos secretos y algunos pueden durar toda una vida. A veces la razón traiciona al corazón.