El corazón de Samire late cada vez más rápido, cada vez más fuerte. Su mente trabaja cada vez más intensamente. Su voz interior grita cada vez más. Sus pensamientos son como balas: rápidas, estremecedoras y letales. Samire tiene por delante un camino largo y difícil para poder escapar de las garras de su mente, controladora y controlada a la vez. Por suerte, Valerio, su vecino, tiene mucho que aportar.
Algunos días azul,
otros días rojo,
otros rosa,
y amarillo ya vendrá.