Los buscadores del conocimiento fue concebido como una diversión sin más con-secuencias que jugar con una realidad, que muy bien podría deslizarse junto a la nuestra, porque cuando elegimos un camino, otros quedan atrás. Nos ocurre a nivel individual y nos ocurre también como especie.
Sin conocimientos científicos que pudieran respaldar todas las alternativas que hoy afloran sobre las contradicciones de la historia del hombre, con tantos y tan contundentes enigmas arqueológicos; con los descubrimientos de la física cuántica que dan ahora cátedra a curanderos y chamanes y desde la simplicidad de nuestras religiones, L.P. Marcenaro recurre a la novela fantástica, donde ex-plica con habilidad e imaginación caminos que quizás hoy, paralelos a nuestro universo, pudieran tener más afinidad con la espiritualidad que aquellos que nos acompañaron en la historia de esta humanidad.
El proyecto no pudo quedarse en una primera novela como Sajalia, tanto los personajes como el propio relato demandaron desde el primer momento más definición y espacio pera la verosimilitud de sus afanes y así el autor se obligó a concluir una trilogía, que con el presente libro de Sajalia, la hija de la diosa y Las profecías de Xerábian, completan una saga que no nos dejará indiferentes. ¿Y por qué no? Si la realidad necesita de nuestra observación y conciencia para existir, como tantos científicos nos enseñan y demuestran, abramos pues una nueva realidad más independiente de nuestros cinco sentidos y más cerca de la trascendencia del ser.
A pesar de lo que antecede, Los buscadores del conocimiento son tres libros de una novela de aventuras divertida y amena que define a personajes insólitos, en un nuevo mundo que salta desbordando los viejos parámetros.