En este segundo libro de la saga, se consolidará la influencia de otros mundos en la humanidad de Sarah Balum, que siendo también parte de la Divinidad, define caminos que buscan al Ser. «Todo lo que está abajo es igual a lo que está arriba», y no hay simplicidad que no pueda llegar a ser compleja si las leyes del conocimiento llegaran a conseguir la masa crítica que lo hiciera posible.
Andros y Haixa, sin saberlo, luchan por la definición del mundo donde viven, cada uno dirigiéndose a sus propios intereses. Sin embargo, en este caso, ni siquiera el amor de Haixa por Andros, que es profundo y viene de lejos, podrá alterar la sed de conocimientos y misticismo del sajali y será él y sus convicciones las que convertirán a Haixa en la Hija de la Diosa, muy a su pesar.