Debido a la gran acogida por parte de mis lectores con mi primera novela, Tras el espejo. El misterio del Condado de Figols, y tras las innumerables peticiones de una segunda y hasta tercera parte, aquí os traigo la segunda parte.
Uno de nuestros protagonistas, Marc Baró, decide, tras la guerra civil, volver al Condado de Figols para conocer a sus dos hermanastros. Uno de ellos, Aitor Alzaga, lo recibe con los brazos abiertos mientras que el otro, Juan, comienza a maquinar una conspiración, motivado por los celos y envidia. Hasta tal punto que se las ingenia para mandar a su recién estrenado hermanastro a la segunda Guerra Mundial, al servicio como fotógrafo de cuerpo de la División Azul de la mano del coronel Agustín Muñoz Grandes. Dentro de la casa del Querubín, se generará la angustia por la desaparición de Marc, viviendo al mismo tiempo otra conspiración no menos peligrosa de la mano de la nueva criada Rosita.
¿Qué le paso a la señorita Montserrat Vilella en Kenia? Tras salir huyendo de España para preservarse del estallido de la Guerra Civil, Montserrat vivirá un verdadero karma durante un viaje hacia la Montaña Luminosa, en busca, junto con su padre Enric, de la antorcha de la Diosa Romana Vesta que otorga la vida eterna a quien la posee en su hogar. No solo vivirán un viaje exterior, sino también interior, tomando consciencia de su forma de pensar respecto a la esclavitud, transformándolos por completo. Montse sigue pensando en Marc Baró, su primer y único novio que, tras conocer su forma de pensar, rompió con ella por carta. ¿Se volverán a ver ahora que ya ha acabado la Guerra Civil en España?
En la Casona de los Vilella, abandonada a su suerte antes de estallar la guerra, se ha instalado el nuevo orfanato para los niños supervivientes de la dura posguerra. Antoñito vivirá junto con sus compañeros la tétrica aparición de su fallecido hermano pequeño Juanito, ahogado en la piscina de la casona.