La escuela es un instrumento de socialización muy generalizado pero nunca neutral e inocente. Está mediatizada por intereses muy diversos: del mercado, de los gobiernos de turno, de los cuerpos docentes y de otros poderes menos visibles.
La intervención educativa se puede inclinar hacia la configuración de sujetos sumisos y neutrales o también aspirar a su crecimiento como personas libres y críticas. En el texto se reflexiona sobre los factores de los que dependen las opciones anteriores, y va destejiendo los finos hilos que atan los centros educativos a los interese económicos y políticos que los manejan.
Que la escuela busque la emancipación del discente va a depender de elementos como las creencias y esquemas de
pensamiento del cuerpo docente, del nivel de autonomía de las comunidades educativas para decidir el ¿para qué? y el ¿qué enseñar?, de las posibilidades de distanciarse de políticas partidistas y de mercado, de la conciencia que tenga el profesorado con respecto a la función social de la escuela, etc.
En el presente trabajo con estilo claro y directo se propone una “deconstrucción” de la escuela analizando todas esas variables. Pero no solo a nivel teórico, sino que se apuntan una diversidad de transformaciones imprescindibles que responden a la pregunta: ¿Qué cambios son necesarios para que los centros educativos pasen a ser controlados por quienes los habitan?