Este libro es un retrato de mi saga familiar paterna, realizado con una técnica globalmente impresionista, aunque hiperrealista en el interior de las gruesas pinceladas.
Cada relato está repleto de detalles que lo conforman como una historia independiente.
Luego, cuando uno los ha leído todos y se aleja del cuadro, ve la imagen completa, compuesta por esos trazos gruesos que son los capítulos.
El modelo ha surgido de la fusión de la manera en que escribí Ribereños, con la de Sueño Mestizo. Y el resultado es, ciertamente, la forma de narrar que más me satisface.
De esta manera puedo recrearme en conseguir una precisión minuciosa en los cuentos, y luego en mezclarlos todos armónicamente para que consumen un conjunto coherente, estético e interesante. En una palabra, redondo.