El día de San Juan de 1908 naufraga el Larache frente a las costas de Muros justo en los mismos arrecifes donde 3 años antes se hundió otro buque. El hundimiento dejó un gran número de fallecidos y la incógnita de cómo se pudo cometer semejante error de navegación.
Juan Villalobos, sobrecargo del Larache, recibe el encargo de no abandonar la villa de Muros hasta encontrar alguna causa más precisa que explique el naufragio. Allí convivirá desde el 24 de junio al 16 de agosto con el conjunto de la sociedad de esa población que está en plena efervescencia por el desarrollo de la industria conservera y de la salazón. Confrontará con una sociedad compleja con personajes con intereses contrapuestos: empresarios de origen catalán que también asumen el poder político local, pescadores divididos entre partidarios de diferentes artes pesqueras y mujeres que tienen posibilidad de acceder a puestos de trabajo en la industria conservera de forma independiente a la economía familiar tradicional.
La acción se desarrolla sobre el escenario del rico paisaje natural del entorno de la ría de Muros y de su patrimonio arquitectónico, industrial y urbanístico de una villa declarada conjunto histórico artístico en 1970.