Miedo, sufrimiento, preocupación… Esos eran los sentimientos que tenía Laura cuando se convirtió en madre de un bebé extremadamente prematuro. Con apenas veinticinco semanas y 710 gramos de peso, Ainhoa llegaba a este mundo.
Su nacimiento fue motivo de inmensa felicidad y alegría. Pero más allá de estos sentimientos, se abría un abismo de terror.
La extrema prematuridad del bebé provocó que pasara por un sinfín de horribles situaciones en las que su vida pendía de un hilo.
Cuando alguien se convierte en madre en estas circunstancias, aprende a ver la vida desde muchas perspectivas diferentes.
«Ainhoa no solo me enseñó a vivir sin miedo, sino a creer que algo imposible podía llegar a ser posible. Que siempre hay una luz en toda oscuridad.
Que no perder la esperanza es más que una idea, es una meta alcanzable.
Con este libro, encontrarás una historia de fuerza, una historia de superación. Pero, sobre todo, una historia en la que todas las anécdotas vividas quedan reflejadas en cada una de las Marcas en mi piel».