Cuba y México vivieron el siglo XX de una manera bastante convulsa, marcada por la dictadura de Batista y la Revolución comunista de Fidel Castro en la primera y la peculiar democracia del PRI en la segunda.
En aquel ambiente vivió Mariano Mercerón, uno de los grandes músicos cubanos de la época. Llamado «El Padre del Danzón», triunfó como compositor, arreglista y director de orquesta.
A él le debemos canciones inolvidables como La Margarita, Cuando canta el cornetín, Me gustas o arreglos con su especial sello como La Florecita, La violetera o Nena.
Simpático, generoso, amigo de contar chistes y tomar la vida a broma, le decían «el feo que tocaba sabroso» y hasta de su no muy agraciado físico supo sacar partido. Un verdadero personaje, tanto en su país natal como en el adoptivo, donde llegó a inscribir su nombre en la «Pasarela de la Fama» de la capital azteca.
Coetáneo y compañero de juegos de Compay Segundo, rival de Dámaso Pérez Prado, el «Rey del Mambo»; pasaron por su orquesta los mejores cantantes del momento como Fernando Álvarez, Pacho Alonso y el gran Benny Moré. De todos ellos conoceremos su forma de ver la vida, sentir la música y alguno de sus secretos.
Bucear en su vida y sus circunstancias es una magnífica oportunidad para, además de rescatar su memoria, entender una época transcendental en la historia de Cuba y México, y valorar las consecuencias sociopolíticas, culturales y musicales que han llegado hasta el actual siglo XXI.