Invento historias con las figuras que creo ver en el gotelé del techo de mi habitación… Intentando dejar atrás los horribles pensamientos que me persiguen todos los días desde hace 13 años. A veces pienso que este techo me ha salvado la vida en más de una ocasión. Y no me equivoco. Quizás primero debería presentarme, pero para ello tendría que saber quién soy,
y eso, hoy por hoy, lo tengo bastante difuso. Mi nombre es Martina. El nombre lo heredé de mi bisabuela por parte de madre. A veces la creo ver en sueños y siento que me mira con lástima. No es raro que yo cause este sentimiento en las personas que me conocen, es más, te diría que es algo bastante frecuente. Tengo 20 años y sé que más de uno se imaginará a una joven vital y risueña a la que le queda toda una vida por delante, pero no saben que mi piel esta curtida de heridas que aún no han cicatrizado y que, sinceramente, pienso que nunca lo harán. Imaginar que me queda toda una vida de ser pasto de la tristeza y la ansiedad más absolutas, se hace un poco cuesta arriba. ¿Cómo puede una persona de tan solo 20 años pensar así? ¿Qué cosas tan horribles han podido ocurrirle a una muchachita para dejarla irreparablemente rota?