Este volumen no se puede adquirir por separado, la compra va unida al segundo tomo. La única defensa y revitalización de la tauromaquia en el siglo XXI pasa exclusivamente por la consideración de esta como verdadero ARTE, con mayúsculas y en el pleno sentido de la palabra. Dicho de otro modo, más que intentar defenderla, debe ponerse de manifiesto esta condición, ya que es la única forma efectiva de reivindicarla, para que, con ello, pueda dejar de ser un antivalor.
Ciertamente, la belleza táurica es única y ninguna otra disciplina artística puede conseguir una estética que mínimamente se le parezca. El autor considera que solamente es posible negar la evidencia anterior y no valorar o rechazar la belleza táurica desde el más absoluto desconocimiento de lo que es el sistema estético de la tauromaquia.
Estética que no es fácil de conseguir, aunque toda ejecución taurina debe aspirar siempre a ello.
La lidia del toro bravo, realmente, da su máxima expresión artística cuando hay autenticidad, ética del toreo, riesgo cierto y extremo, ética profesional, creatividad, buena técnica taurina y máxima expresión estética. Precisamente por eso es necesario que todos los taurinos y los espectadores, con independencia del nivel de conocimiento que tengan estos últimos, comprendan perfectamente, como mínimo, la esencia de la belleza táurica.