Mejor que muerto sabe a la esquina de un barrio periférico con el tic tac intermitente de un neón. Tiene el color del aluminio de la barra de un bar cualquiera. Inquieta como un sórdido solar, como un aparcamiento en la madrugada. Entristece e indigna como un mar de pateras, al tiempo que te arranca sarcásticas carcajadas.
Miquel Hernández nos atrapa con sus relatos como un delirio alcohólico de Bukowski que conduce a un extraordinario grito de rebeldía frente al establishment y el atocinamiento social ante las injusticias, la insolidaridad o la violencia gratuita. Escribe con las tripas en las manos estos relatos donde las endebles líneas entre la realidad y la ficción son imperceptibles. Solo él sabe qué de cierto hay en ellas.
Si tienes este libro entre las manos y no sientes rabia, dolor, tristeza o inquietud, déjalo olvidado en el primer antro que encuentres en tu camino, el destino lo acercará a un alma solitaria y esta sonreirá por ti.
Eduardo Cuñat (licenciado en Filosofía, Ciencias de la educación y Psicología. Cuarenta y ocho años de docencia, siendo profesor de cientos de alumnos; entre ellos, Miquel Hernández)