En este libro se reflejan los «cuentos» que mi abuela me narraba. Ella no conocía ni la Cenicienta, ni Caperucita Roja ni los cuentos clásicos que un niño necesita escuchar… Yo, muy resabida y curiosa por sus vivencias, los iba guardando en mi mente y en un viejo cuaderno mientras viajaba en el metro y en el autobús de camino a su patio.
Años más tarde, cuando animada por mi Rafi decidí poner en pie este libro, esos viejos apuntes de aquel viejo cuaderno vieron la luz de nuevo. Con la ayuda de mi padre y mi tía María, Mi abuela Pepa, la Carretas se hace realidad.
No es más que la historia de una familia humilde escrita para que la vida de una mujer grande, que supo sacar adelante a sus hijos sola, mi abuela, jamás se olvide.
«Era una mujer entrañable, pero podía ser odiosa. Podía darte la vida o no darte ni la hora, mujer extremista hasta la saciedad, analfabeta, pero muy inteligente, cruel o bondadosa, según para quién, y no ocultaba su incomodidad cuando alguien no le gustaba, que era una gran parte de la población.
Eternamente viuda, y aunque la guerra civil española segó muchas vidas, no fue así la de mi abuelo, que murió de tifus en 1940. Tuvieron que quemar los pocos trastos que tenían para no contagiarse y volver a empezar de nuevo, pero mi abuela era de las que ven EL ARCOÍRIS DETRÁS DE LA TORMENTA».