Tres años después de la publicación de su anterior novela, El secreto del linotipista, Casilda Iriarte regresa con este ambicioso trabajo: Mi lugar en el mundo.
Se trata de una narración ambientada en los años setenta. En ella, la autora trata de mostrarnos los temas e inquietudes que constituyen su universo narrativo: la armadura moral de la época, la obscenidad de los grandes mercaderes con sus abogados correspondientes y, en la medida de lo posible, la reparación. Así, a lo largo de sus páginas, aparecen grandes contrastes sociales pletóricos de fuerza y sabiduría.
Rosario Ventura, su protagonista, transitará por tres escenarios a lo largo de la segunda mitad del siglo veinte. Por un lado, el mundo rural de un pueblo en el norte del país, del que ella procede, surgirá anclado en el tiempo, tanto en sus aspectos relacionales, como en las expectativas de vida. Poco a poco, todo se verá ligeramente conmovido por el referente harto distinta que ella representa.
Por otro, el de Madrid, en un momento de efervescencia estudiantil en el tardofranquismo, durante la época en la que estudió Derecho. Y, más adelante, con los cambios sociales de la Transición tras la muerte de Franco.
Finalmente, el del mundo mercantil de los grandes bufetes de Londres, en el que ella trabajará durante un tiempo, tras casarse con el hijo del jefe de uno de ellos.
La traición de su marido, la perversa defensa de una gran compañía farmacéutica a propósito de un informe sobre la talidomida en España, junto con la hipocresía moral de sus suegros, la irán acorralando hasta provocar su regreso definitivo a Madrid. Y será entonces cuando se implicará como abogada en el cambio social de un momento trascendente en la vida española. Así, irá descubriendo una nueva manera de amar y, sobre todo, gracias a su actividad profesional, conseguirá encontrar su lugar en el mundo.
Una novela amena, precisa y elegante, construida sobre los cimientos de la experiencia y, a todas luces, cargada de sabiduría.