Manu, el protagonista y narrador de Mi primer safari, es un estudiante de secundaria, ha terminado la ESO y viaja un mes de agosto con sus padres al este de África para hacer un safari fotográfico por Kenia, Uganda y Tanzania. Forman una familia amante de la naturaleza y preocupada por la conservación del medioambiente. Una de sus pasiones es viajar para conocer otros países y otras culturas. El safari lo hacen solos, por su cuenta. Entre los parques nacionales que visitan, figuran algunos tan famosos como el Serengueti, el Ngorongoro y el Amboseli, escenarios privilegiados de la vida salvaje. Otras etapas del safari los llevan a distintos lugares del Gran Valle del Rift, al lago Victoria, al nacimiento del Nilo o a la isla de Zanzíbar. El safari se extiende también a capitales y ciudades como Nairobi, Kampala o la Ciudad de Piedra. Manu lleva en su mochila una Moleskine en la que cada noche registra minuciosamente las peripecias vividas durante el día. Pasados unos años, vuelve a abrir la Moleskine y, a partir de la relectura de sus páginas, decide escribir Mi primer safari, una narración donde convergen la ficción autobiográfica y la literatura de viajes.