Con esta contraportada no se pretende captar el interés del lector para que compre la obra. Sencillamente porque los receptores del librito están ya previamente determinados, tienen nombre y apellidos. Aunque una cosa es recibir casi por obligación el libro y otro muy distinta leerlo o sentir deseos de hacerlo. La intención de estas breves líneas es conseguir que todos aquellos que tengan un ejemplar en sus manos sientan un deseo irreprimible de comenzar su lectura. Mediante una serie de relatos cortos, microrrelatos, cuentos e historias autobiográficas, Florencio Mellado pretende introducirnos en su particular microcosmos. Pretende que conozcamos sus historias de familia, aventuras de la bien llamada puta mili, retazos de su feliz infancia en su barrio en Carabanchel. Quiere que el lector sienta como suyo su amor por la tierra y sus ancestros, el orgullo que siente por Herencia —su pueblo—, su irremediable apego hacia “la casa donde nací, el sitio donde querría morir”. Porque en sus relatos también está presente, por supuesto, la muerte. Porque no hay vida sin la muerte, lo mismo que no hay alegría sin antes sentir tristeza. Todo ello mezclado con ciertas dosis de humor, en historias algo disparatadas, fruto de la imaginación del autor. Con sus relatos pretende que no dejemos nunca de soñar, de imaginar, de inventar “una Vida dotada de sentido, una Ilusión para el camino, un Amor correspondido”. No arrincones nunca al niño que llevas en tu interior, déjalo salir de vez en cuando para que su luz ilumine tu existencia, para que contemples algunos instantes de tu vida bajo el prisma de la inocencia y la ingenuidad.