Escribir poesía puede ser doloroso, casi tanto como mirarse al espejo. Mil pedazos de cristal comienza en un mar inmenso, cargado de miedos e inseguridades. Cada tristeza es un oleaje que aumenta la sensación de ahogo, de soledad… Todos nos hemos sentido alguna vez en medio de un naufragio, sientes que el mar te traga y necesitas ayuda para dominar tus propios pensamientos o, lo que es lo mismo, para aprender a nadar. Ese proceso es una verdadera historia repleta de esfuerzo y lecciones de vida, pero también de altibajos e incertidumbre.
Salir a flote es complicado, una carrera de fondo, una lucha diaria contra uno mismo, sin descanso. Que se ahoguen tus penas, tus complejos, tu insomnio, tu ansiedad…; solamente así volverá la calma al mar y podrás, al fin, vislumbrar tierra.