Historia de la sanidad y la milicia en la creación de la primera taifa de Granada. El reino de Granada, último reino árabe peninsular, fue creado por un grupo bereber de origen argelino, los ziríes, quienes habían venido a combatir en el ejército de Almanzor y de su hijo. Tras la muerte del primero, sucedida en el cambio de milenio (hacia el 1002) comienza el declive del Califato de Córdoba. No obstante, el Califato se mantiene hasta el 1032, pues aunque las distintas taifas (las llamadas primeras taifas) van surgiendo, en principio ellas dicen gobernar en nombre del Califa, pero dejan de pagar impuestos a la metrópoli cordobesa. En el caso de Granada, la ruptura se produce en el 1013, habiéndose celebrado los mil años de la creación del reino en el año pasado. Zawi Ibn Ziri es el primer emir de Granada, el cual termina mal sus días, envenenado en Argel, a los pocos años. Otros tres reyes le sucedieron. Tras ellos vinieron los almorávides, quienes en el 1090 se hicieron con el reino de Granada. Otro gran problema de las taifas fue la fitna, esa tremenda guerra civil de todos contra todos, que asoló al-Ándalus. En cuanto a la sanidad, sin embargo, se vive una época floreciente en los tratamientos con plantas medicinales, así como en la aplicación de las doctrinas del genial Abulcasis, autor del primer gran tratado científico sobre cirugía en occidente. El e Ibn Wafid son, sin duda, las grandes figuras del siglo once. Las operaciones de cataratas, la asistencia al parto, con un concepto novedoso de la obstetricia, hasta entonces poco o nada considerada, y la descripción e invención de múltiple instrumental quirúrgico son otras grandes novedades. En fin, un libro que nos pasea por el mundo de la vida y la muerte, por el arte de matar y de curar, allá por los albores de un reino de Granada, de casi quinientos años de duración y que supuso un aporte científico y conceptual a la vida muy digno de ser destacado y recordado. En definitiva, una época políticamente explosiva, con treinta y dos taifas que desmembraron el Califato de los Omeyas, pero científicamente importante, en la que despunta la medicina científica como nuevo recurso de salud, sustituyendo al clásico oscurantismo de tipo espiritualista.