Mis tóxicas conscientes es un compendio de experiencias personales, dentro de un abismo de vacío e inexorable ignorancia e ingratitud por parte de unas pedorras consentidas, currelillas que todo lo pueden dentro de un sistema laboral que huele a podrido. Poseen demasiado calificativos, pero yo prefiero llamarlas, simplemente, «tóxicas», desenvueltas en un ambiente idóneo para ellas, las cuales siempre se han considerado las jefas de algo que no les pertenece; por ello me veo escribiendo sobre experiencias que he ido redactando con total franqueza; solo son algunas de las incontables vivencias personales de índole laboral, aunque debo admitir que de alguna manera se han ido instaurando en mi vida personal como garrapatas, alimentándose de mi alma. Reconocía que aunque yo no quisiera satisfacer ese apetito desbocado de arrebatar lo que no les pertenece, lo consideraban como un empeño carroñero dispuesto a ser difundido, pero asumo que así se comportan las más mediocres de mi país.
Un decrépito país, consumido de prejuicios, megalomanías y alabado por las más desgraciadas e ignorantes. Pero admito que solo lo malo se instaura sin pedir permiso, y todo aquello que ha ido beneficiando a las más desdichadas de la sociedad, lo han ido originado a mi propia persona. A mi vida, a la vida de mi hija. A mi entorno.