El malditismo siempre alcanza a todos. Bajo la apariencia del barniz marista y militar, todo es mentira. Misa de seis, en su condición de texto maldito, ilustra con palabras a personas que van contra las
normas establecidas, a seres llenos de contradicciones y problemas, a individuos de tiempos equivocados en espacios equivocados, a climas que nacieron desagradables porque desagradable era la única palabra en su diccionario atmosférico. Lo que nos enoja casi siempre lo escondemos, pero las malas cualidades, las que no salen en los suplementos de fin de semana de los diarios, también hay que ponerlas en valor y no solo olvidarlas. Misa de seis nos muestra esas costumbres que molestan pero que siguen estando
ahí, y justo ahí, en el lugar en el que nos desagrada mirar, pero del que no podemos apartar la dirección de nuestras retinas. Siempre tenemos un Len Bias en nuestra familia. O varios.