Ninguno de los personajes de los cuentos que acoge este libro es del todo inocente. Pero, como en la vida, intentan seguir hasta el final de sus historias sin justificarse. No luchan con sus conciencias. Pueden parecer víctimas de las situaciones, se desenvuelven buscando una salida prescindiendo del fastidio de lo sutil. Aunque pueda parecer que las historias saben dónde se posiciona el final antes del primer párrafo, no siempre es así. Aunque pueda parecer que nada nos va a apartar de un posible desenlace concebido primordialmente para llevar el resto hacia él, la idea del momento que se lee es lo importante y por lo tanto capaz de prescindir de una conclusión. Precisamente, el hábito de la lectura debe nacer de historias y personajes que no desean jugar con el lector, simplemente se exponen y se dejan acompañar, como aquí pretenden.