Atrapados entre lo rural y lo urbano, la duda y la soberbia, la fe y el miedo, el amor y el desencanto; Mundano remarca que su concepción no denota únicamente lo teológico, sino también a las desgracias y situaciones melodramáticas del día a día, en lo cotidiano, con la cuestión constante que acecha la existencia: ¿cómo se actúa ante la tragedia? Tragedia es lo que ya estamos viviendo. Esta es la esencia de estos cuentos, que, a su vez, retratan el sentir de sus personajes y la complejidad de los mismos frente lo complicado de su entorno, que queda opacado por su naturaleza absurda, permitiendo que no sea necesario encontrarse en determinadas situaciones para buscarse a sí mismo entre los rastros de la vida.