Las historias que aquí se cuentan ponen de manifiesto que nadie está a salvo de una enfermedad repentina o un accidente
y cuando esto ocurre se abre un mundo de incertidumbre.
Nadie está a salvo habla sobre personas en riesgo permanente, pero también de aquellos que disfrutan de vidas saludables
y alejadas de necesidades.
Nadie está a salvo, no es una llamada a la intranquilidad ni al temor, solo pretende alertar sobre: ¿Qué pasaría si lo que le
sucede a los protagonistas le ocurriese a cualquier otro?