En Villafáfila, Nana toma prestado un libro del bibliobús de la Diputación Provincial: Vida y Obra de Miguel Hernández. Un poeta hasta entonces totalmente desconocido para ella. Con el libro en sus manos, las cicatrices de su vida vuelven a abrirse después de tantos años y sangran una tinta con la que ella narra su historia gajo a gajo, como si su cuerpo se tratase de una cebolla, donde las tragedias y miserias de todo tipo son filos lacerantes que cortan su vital bulbo, en una suerte de requiebros que hacen que el lector empatice con sus sentimientos y reflexiones desde la primera página hasta la última.
Javier Martín Lorenzo escribe una hermosa y atrayente novela, llena de miserias humanas, trágicas vivencias y reflexiones, siendo a la vez un himno a la vida y canto de esperanza por la justicia social y personal. Todo, en un marco real, Villafáfila, con su gente y su historia, costumbres y tradiciones, mientras suenan de fondo los bellísimos poemas del poeta para el deleite de quien desee conocer a Nana y los gajos de su cebolla.