Nanas de Cassiopeia es una nueva inspiración que el poeta recrea atravesando con la mirada de norte a sur y de este a oeste, el espacio de un cosmos inventando. Modelando en trazos metafóricos, disueltos en simétricos astros, el esbozo de una palabra que, junto a otra, dé lugar al hallazgo de un nuevo diálogo que a nadie dejará indiferente.
Tal vez sea propiciado por la luz candente con la que impregna en cada verso su propia galaxia intimista, personal y característica que nos describe el autor. De forma definida, encabeza en cada uno de sus versos una letanía comprometedora y lapidaria con la que conjuga poema y prosa. Junto a los nombres de algunas constelaciones, recurre a la unificación entre ellas, como matiz que propicia lo uno junto a lo otro, para más tarde, transmitirlo en sus poemas y que cada lector dé lugar a la propia interpretación de cómo fueron concebidos. Todo ello nos llega bajo el simbólico nombre de Nana, encabezando no solo cada uno de los poemas, sino también el del propio poemario. Todo en sí, es el arrullo que proporciona lo que bien puede ser cantando, lo que adormece, lo que nos hace soñar y, en definitiva, nos invita a la serenidad y la calma.
Y concluye con La sinfonía de los silencios, un nuevo salto a la prosa que forma parte de la obra inédita Cuando toques el viento, con la que el poeta presta otro giro a la interpretación de los sentidos y la palabra. Para con ello, y en su conjunto, aportar un nuevo matiz con el que hacer de una constelación la inspiración de un verso.