Esta historia comienza en La Habana, una ciudad llena de vida, que mostraba todo su esplendor por allá por los años 50″. Una Habana de contrastes, llena de lujos y, a su vez, de una decadencia extrema en muchos de sus rincones. En uno de los lugares más recónditos de su corazón, y en medio de esta decadencia, nació mi abuela. Su vida estaría marcada por dos períodos importantes en la historia de Cuba, el antes y el después del triunfo de la Revolución. Ella es el principal personaje de esta historia porque sin la suya, el concepto de familia que se intenta representar, la unión infalible que logró construir entre todas sus partes, haría de esta, una ficción.
Mi abuela se convierte en el enlace y en el punto de inflexión de un relato que parte del pasado para llegar a un presente totalmente diferente. Desencadena en una historia marcada por la precariedad, la unión de una familia decidida a salir adelante, la inmigración, el esfuerzo, la lucha constante contra obstáculos devenidos por la clase social, el color de piel, el sexo. El relato pasa a recorrer la experiencia de vida de la narradora desde que se fue de Cuba, ilustrando algunos de los momentos más importantes que vivió dentro y que ha vivido fuera. La relación dentro fuera marca una línea sensible en el significado que tendrá para la misma. El contraste con lo que significa ser mujer negra dentro y fuera se convierte en un aspecto de vida que adquiere diferentes matices y que igualmente, transversaliza toda la historia. A ello sumarán otras agradables experiencias que, en el terreno personal, la ayudarán a crecer como persona.