Es la historia de una familia y su entorno, que puede ser alegórica al resto de sus paisanos, que vivían en calma, sobreviviendo de sus trabajos en las humildes propiedades situadas por los campos de La Serena de Extremadura, sobre todo en torno a la viña y a la cañada de El Rincón de la Hoja, con la ventajosa realidad de poderse cobijar y vivir en la humilde casita que pudieron construir, situada a una legua del pueblo, Quintana de la Serena. La historia arranca en 1880 y termina al comienzo de 1940, período en el que se incluyen los reflejos cronológicos más importantes de las distintas épocas, así como síntesis biográficas breves de las personalidades más destacadas de España y del mundo. Los personajes e historias se entrelazan en un ir y venir ameno y seductor, cautivando desde la primera hasta la última página. Es un libro impactante y muy bien estructurado, con la ventaja de poder encontrar capítulos que, aún estando cohesionados entre sí, son en sí mismos aventuras completas, como puede ser el 34, El Jugador. Los personajes son gentes modestas, con escasa herencia patrimonial, pero con la lección bien aprendida de sus antepasados de que, luego de las agotadoras jornadas de trabajo en las labores del campo, tenían que leer al menos el periódico, cosa que solían hacer de noche, al amparo de la tenue luz del candil de un solo pico o de una vela en su palmatoria. En la casita de El Rincón de la Hoja, se registran infinidad de tertulias, con el estímulo del casi contínuo sorbo de vino del latón de sus pitarras, que ellos mismos extraían de las tinajas. En el libro subyace una descripción cotidiana de las distintas faenas campestres y ellos, por las noches, no estaban exentos de incentivarse, en torno a las lumbres, de hablar de lo divino y de lo humano. A los personajes los irá descubriendo el lector, pero en esta síntesis es menester hablar de Pepe, siempre sentado en su silla de enea por tener paralizado casi todo su cuerpo al poco de nacer, pero con una considerable dotación en su mente. Son gentes, como todas las del pueblo, pacíficas, que nunca tuvieron graves enfrentamientos entre sí, hasta que la sinrazón de sus congéneres humanos dispuso lo contrario, haciendo desaparecer el ancestral sosiego. En efecto, es un libro para aprender y para meditar, reir y llorar y, a pesar de su extensión, muyentretenido y con un vocabulario cuidadoso en su estética literaria, evitando palabras y expresiones incorrectas, tan frecuentes en el consumo cotidiano de los medios.