Somos dos almas sentadas en un abismo donde se aclara el cielo y donde vibra el sol, con un tono de sueños y un istmo que se inunda de nubes o de canción.
Dos ecos de lluvia se unen en la distancia para explorar mundos invisibles, donde el amor o la rabia son arcos de estación.
Y si ves las naves del silencio entre nuestras ciudades postmodernas, descubrirás el néctar que los ojos y la espera sembraron en zahareña redención.
Así somos las sombras que emanan de estos extraños cubiles, como notas de este libro reverberando en la noche blanca de la nostalgia.
En esta arpa que resuena entre México y España hay: ilusiones escondidas en pálidas montañas; rosas de fuego que se abren a los astros y a las mancias, mientras fenecen los nidos y ánimas suenan mudos clavicordios de ansiedad y ocasos y encinas… reverdecen en angustia.
Todos estos colores son de un ánimo impío o sagrado, son el hilo que hace volar las hojas secas… en el otoño de nuestra esperanza que se convierte en ninfa perpetua/automática: la muerte, el amor, o la suerte
—“NINFOMÁNTICA”