Durante muchos años, desde 1936, en plena guerra civil y hasta pasados los 80, en nuestro país, primero por voluntad del Régimen y después, en distintas clínicas y hospitales se producía una situación que, en muchos casos, pasaba desapercibida para el ciudadano normal: la desaparición de niños recién nacidos por las más diversas causas. Estas desapariciones, que
siempre acababan en supuestas muertes, no eran investigadas y la situación quedaba siempre en un limbo jurídico sin posibilidad de averiguar cuáles eran los motivos que las propiciaban y ni tan siquiera eran investigados los posibles implicados que, generalmente, eran gentes de un nivel importante. En muchos de los casos estos niños eran adjudicados a otros padres previo abono de una importante cantidad económica, sin tener en cuenta el delito que ello suponía y el sufrimiento que originaban a los padres biológicos. Eran unas actuaciones dirigidas, principalmente, por elementos alejados de la realidad y dispuestos a ganar dinero por actos que la propia naturaleza despreciaba, argumentando realizar un servicio social en
beneficio del bebé. Actuaban con entera libertad, disfrazando la supuesta muerte de los niños con las más diversas causas, todas, como se ha demostrado en distintas ocasiones, falsas, solo con el objeto de convencer de unas situaciones que ellos mismos producían. Los niños eran separados de sus padres mientras estos mafiosos comerciaban con ellos con la excusa de que con los nuevos padres estarían mejor, y se embolsaban un dinero disfrazado de donativos y facturas por servicios hospitalarios.
En este libro se relatan una serie de historias reales, contadas por los propios afectados que han querido dar vida a sus sentimientos y denunciar una práctica constante que, aún las autoridades judiciales, no han podido investigar
por diversas causas, entre ellas la supuesta prescripción de los delitos. A estas víctimas les robaron sus ilusiones, su propia vida y les llenaron de frustraciones y ausencias que, en muchos casos, después del tiempo pasado siguen tan presentes como el primer día. Fueron niños robados.